“La oración del pobre sube hasta Dios”

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La Jornada Mundial de los pobres en este año dedicado a la oración, con vistas al Jubileo del 2025, nos recuerda que “la oración del pobre sube hasta Dios” (Si 21,5).

El Papa nos invita a poder “leer” esa oración en los rostros y en las historias de los pobres, presentes en nuestra jornada, de modo que su oración, su modo de rezar, sea camino para entrar en comunión con ellos y compartir sus sufrimientos en el trabajo, en la familia, la vida social, la educación de los hijos, con la convicción de que “nadie está excluido de su corazón, que todos ante Él somos pobres y necesitados, todos somos mendigos”.

“Hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos, lo cual requiere un corazón humilde que tenga la valentía de convertirse en mendigo, un corazón dispuesto a reconocerse pobre y necesitado”.

Los pobres en su oración expresan su necesidad con sencillez, sin vueltas, o como se dice ahora: “van al hueso”, lo cual es una ocasión propicia para ayudarlos, para llevar a cabo iniciativas que ayuden concretamente a los pobres, que respondan a sus necesidades reales, y también para reconocer y apoyar a tantos voluntarios que se dedican con pasión a los más necesitados.

¿Qué pide una madre, una abuela, para sus hijos o nietos cuando reza?: Que sean sanos (salud), que sean unidos (familia), y que no les falte el pan en su mesa (trabajo).

La oración -dice el Papa- confirma su autenticidad a través de la caridad que se hace encuentro y cercanía. Y a la vez, una actividad, nuestros gestos, sin la oración se vacía, se reduce a un simple activismo.

La Madre Teresa decía: Cuando rezo Jesús pone su amor en mi corazón y yo salgo a entregarlo a los pobres que encuentro en mi camino. En 1973, cuando las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa no eran tantas como ahora, agobiadas ante tan inmensa labor que tenían entre manos, y con las fuerzas justas, decidieron que había que tomar alguna resolución para poder responder al desafío de la creciente tarea. Y tomaron una decisión clave, fecunda, productiva: añadir todos los días por la tarde una hora de adoración ante el Santísimo.

“Estamos llamados a ser amigos de los pobres”, lo cual no es fácil, es gracia, se pide, se trabaja, se purifica, porque “los pobres -decía el Papa- no son para ser contados, sino para ser abrazados. Y para ser amigos no hay que esperar a que llamen a nuestra puerta, es urgente que vayamos nosotros a encontrarlos en sus casas, en los hospitales y en las residencias asistenciales, en las calles y en los rincones oscuros donde a veces se esconden, en los centros de refugio y acogida”.

Hace algunos años el Hogar de Cristo, fundado por San Alberto Hurtado en Chile, lanzó el lema: “Si todos nos viéramos como amigos, el mundo sería más justo”. Y decía:
“¿Si fuera tu amigo… lo dejarías durmiendo en la calle? ¿Lo abandonarías por ser minusválido? ¿Permitirías que fuese analfabeto? ¿Le quitarías el saludo por ser pobre? ¿Lo dejarías que viviera de limosna? ¿O… le preguntarías cómo estás? ¿O levantarías la voz para defenderlo?”

No nos olvidemos de cuidar «los pequeños detalles del amor» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate,): saber detenerse, acercarse, dar un poco de atención, una sonrisa, una caricia, una palabra de consuelo, gestos sencillos que no se improvisan, que requieren, una fidelidad cotidiana, casi siempre escondida y silenciosa, pero fortalecida por la oración.

Simultáneamente, todos los miembros del conjunto social y eclesial tenemos la obligación humana y cristiana de transformar las cuestiones de fondo que condicionan, hipotecan y muchas veces descartan las vidas de nuestros hermanos más pobres.

A ustedes hermanos más pobres, heridos y tantas veces maltratados les pedimos perdón y queremos que sepan que la Iglesia es su casa, que ustedes tienen un lugar de predilección en el corazón de Jesús, queremos aprender a caminar juntos, a latir juntos en ese corazón de Jesús para sentir, pensar, organizar la vida y transitar los sueños, proyectos y anhelos que ustedes tienen.

Card. Ángel Sixto Rossi SJ

Arzobispo de Córdoba